Cómo evitar «adicciones” a las nuevas tecnologías en la vida cotidiana
Los niños, jóvenes, y adultos han pasado de ser sujetos pasivos, a sujetos activos de esta era digital. Ya no conocemos horarios en los que esté ausente un dispositivo que nos haga estar conectados. Cualquier momentos es excusable para echar mano de una tableta, móvil, ordenador…, y ponernos a navegar. Son estos hábitos los que llevan a un efecto negativo en la conexión social, alcanzando el aislamiento, la soledad y la ansiedad, rompiendo de esta forma la cadena de comunicación directa. La «pérdida de control» sobre las tecnologías puede llegar a «afectar a su vida cotidiana en horarios, en actividades escolares, higiene, relaciones sociales y familiares».
Se comienzan a utilizar las nuevas tecnologías dependiendo de la edad, de las circunstancias personales, laborales y de nuestro entorno, pero hay que aprender a controlarlas. No siempre se llega a dar lugar a adicciones, pero son muchos los casos en los que lo primero que hacemos al iniciar la jornada laboral es ver el correo electrónico, que pasa a controlar lo que hacemos a lo largo del día, ver los mensajes recibidos en las distintas redes sociales que han tenido lugar en las horas de descanso, entre otras consultas rutinarias. Si nos quedamos incomunicados porque se nos acaba la batería del móvil, nos hemos dejado el dispositivo olvidado, no tenemos conexión de red…, nos angustiamos y no paramos hasta solucionar el “problema” que nos genera esta situación.
Debemos canalizar esa sujeción que hoy día tenemos con las tecnologías, las notificaciones automáticas, las vibraciones y otras alertas en nuestros teléfonos y computadoras que nos hacen sentirnos obligados a ser dependientes. Debemos fijar horarios de usos y de descanso de los mismos, para evitar problemas futuros con las “adicciones sin sustancia” que son las que desarrollan una fuerte dependencia y una pérdida de interés o deterioro en el resto de actividades.
Las principales recomendaciones se centran en evitar el uso en exceso, estableciendo tiempos y horarios en función de la edad, e informar de los beneficios y riesgos. En España el 18% de la población de adolescentes y jóvenes entre 14 y 18 años usa de manera abusiva las tecnologías. De ahí la importancia de conocer qué lugares on line visitan con frecuencia, y de qué herramientas hacen uso. Todos estos datos son favorables para los adultos, para así ser conocedores de las prácticas internautas llevadas a cabo por los menores, y de esta manera intentar evitar los conocidos ataques «ciberbullying», entre otros.
Para más información consulta el artículo sobre el control parental: herramientas y funciones, de la Guía Guadalinfo.
El éxito para superar estas nuevas adicciones no está en abandonar el uso de la tecnología sino en aprender a utilizarla de manera prudente y no perjudicial, aprovechando así todas sus ventajas y grandes posibilidades.
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