#Cafeconciencia: Los frutos de la investigación
En una primera e inmediata asociación de ideas, todos relacionamos el término «investigación científica» con la carrera aeroespacial, la formulación de vacunas o medicamentos o la clonación. Pero el tomate que hoy tenemos entre las manos también es fruto de la investigación aplicada a la agricultura, una labor vital para la humanidad.
Los avances, novedades curiosas, la calidad de los alimentos, los genes del pimiento, el desarrollo de una provincia agricultora tan importante como Almería o los Bancos de Germoplasma fueron algunos de los temas tratados en la última edición del programa ‘Café con ciencia’ (#cafeconciencia en Twitter), desde el Centro Guadalinfo de Abla (Almería), con un invitado de excepción: el experto del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) La Mojonera, Pedro Gómez Jiménez de Cisneros. Pudimos disfrutar de la charla gracias al streaming. Su trabajo se puede resumir de una manera muy sencilla: es un ‘mejorador’ de hortalizas, en todas sus vertientes.
Debate previo a #cafeconciencia.El experto Pedro Gómez del @ifapajunta y el alcalde de #Abla @antoniooliva preparados twitter.com/cienciadirecta…
— Fundación Descubre (@cienciadirecta) noviembre 27, 2012
La cuestión es seleccionar semillas, cruzarlas, potenciar sus virtudes sin afectar a su calidad y garantizando la trazabilidad. Históricamente hablando, fruto de la investigación en agricultura fue la llamada «revolución verde», a la que Pedro Gómez se refirió. «Aquellos programas en los años 5o hicieron que países como China, India, México o Brasil hayan crecido hasta estar a la cabeza en desarrollo mundial», explicó. El padre de aquella revolución, Norman Borlaug, fue reconocido con el Nobel de la Paz en 1970.
Pimientos o pepinos crudos como ‘snack’
Como ejemplos de innovación más cercanos, Gómez expuso la oportunidad de negocio que está suponiendo el desarrollo de ‘pimientos snack’ y ‘pepinos snack’, que están entre las líneas de trabajo en La Mojonera.
«Las hortalizas tienen un gran interés nutricional para nuestra salud. Estos snacks son mini hortalizas, que se pueden comer crudas porque tienen un sabor mejorado para ello. Hemos hecho ensayos en institutos, y los chavales lo aceptan con mucho agrado. El problema está en la distribución, en cómo llegar a los supermercados. Estos ‘snacks’ se están produciendo en Almería y se están exportando a Holanda, Alemania o Inglaterra. Nuestro interés es promover esta variedad también aquí, porque es de fácil consumo y buen sabor. Además, al comerse en crudo, la conservación de determinadas vitaminas es mejor», detalló Pedro Gómez.
En España, están siendo considerados de momento como productos ‘delicatessen’ o ‘gourmet’ y se están utilizando en recetas especiales de restaurantes españoles de alta cocina.
Para conseguir estos mini pepinos y mini pimientos hubo que reducir su tamaño, por un lado. Pero fue mucho más importante lograr un sabor mejorado. Para ello, en La Mojonera trabajaron con 13 variedades de pimiento para alcanzar un dulzor sabroso; con el pepino se buscó la frescura, que fuera más crujiente. Para medir ese sabor, algo tan subjetivo, analizan estrategias sensoriales, esto es, realizan catas de los alimentos, pero también obtienen datos objetivos como los niveles de azúcar. Es un avance similar al que ya todos conocemos como tomate ‘cherry’, y ya están trabajando con mini lechugas o mini calabacines.
Esto se puede hacer «mejorando las variedades, cruzando y seleccionando». «Es algo que se hace desde los egipcios. Buscamos una mezcla que aumente la variación genética, esa mezcla la seleccionamos y cogemos las mejoras. En un huerto de toda la vida, siempre se han seleccionado las mejores semillas, normalmente para obtener más tamaño. Recuerdo haber visto por esta zona una judía de un metro de largo», recordó el investigador.
Los bancos de germoplasma
Pedro Gómez, como genetista, también explicó en qué consisten los bancos de germoplasma, con los que él trabaja también desde su IFAPA.
«Toda la variación genética creada a lo largo de los siglos, ha llegado a empresas cada vez más grandes que producen esas semillas, y como a muchos agricultores les interesa una variedad mejorada, se tiende a la homogeneidad y eso hace que se pierdan variedades. En los pueblos que recorremos hablamos con gente y recogemos semillas de todo tipo, que guardamos en el mejor sistema que tiene la naturaleza, en formato de semilla, hacemos nuestros listados y los guardamos en el banco de germoplasma para su conservación. Trabajamos con el COMAV, que es el banco de germoplasma de Valencia, el más grande de España», puntualizó.
El investigador comentó, además, que el banco de estas características más grande e importante del mundo, al que todos estos tipos de organismos hacen ‘cesiones’ para conservar todas las especies vegetales habidas y por haber, está desde hace cinco años a 130 metros por debajo del nivel del mar, en el Círculo Polar Ártico, por si hay que tirar de archivo en caso de catástrofe mundial. «De hecho, se le conoce como el Arca de Noé», añadió el investigador.
Hay quien propugna otra forma, más complicada, de conservar todas las especies y variedades de la agricultura conocida. Este otro sistema consistiría en conservarlas vivas, in situ, detectando al agricultor que tenga su variedad cultivada y fomentando que la mantenga, que la perpetúe. Un buen ejemplo sería la parra en Almería. «No tenemos este tipo de cultivos por culpa de una política de los años 70 que hizo que se fueran a Murcia, pero ahora hay un trabajo de un compañero, Antonio Casanova, que tiene 70 variedades tradicionales de uva y las reparte entre los agricultores. Yo optaría por hacer algo combinado, entre la caja fuerte del banco de germoplasma y la práctica de tener los cultivos fuera y funcionando. Sin embargo, todo esto es costoso y cada vez hay menos dinero para investigación», lamentó.
La agricultura almeriense
El debate con el experto en esta última edición de #cafeconciencia fue de lo más participativo. De hecho, la mitad de la charla consistió en las respuestas y cuestiones que a Pedro Gómez le llegaban desde el público asistente y desde el público virtual, en las redes sociales. Y Almería aquí tuvo mucho protagonismo, como foco de producción agrícola. Desde el IFAPA La Mojonera están en contacto con agricultores que pasan por el centro a conocer variedades, «pero estamos en un entorno muy competitivo, el campo del Ejido, con unas necesidades muy particulares».
El secreto de la provincia andaluza está en la diversificación. «Desde los años 60 han entrado especies que se han quedado y otras han desaparecido. La judía está desapareciendo, por ejemplo, se ha hecho poco rentable en Almería. La diversificación aquí tiene un valor económico, aumenta la competitividad. Pero no se puede hacer de forma caprichosa. El calabacín ha sido la última gran introducción. También hay experiencias piloto con el higo chumbo, y están trabajando en frutales dentro de invernadero, buscando la extemporaneidad. Se están practicando ensayos con fresa, con níspero… La agricultura de Almería es un modelo de diversificación, de innovación constante», opinó el conferenciante, para el cual es fundamental la recuperación de la uva para el campo almeriense.
«La suerte que tenemos en esta provincia es que haya características buenas para la agricultura y nos hayamos adaptado a ellas. Tenemos muchas horas de sol y la sierra de Gador que nos recoge mucha agua», dijo el científico. «Se habla de una crisis constante. El futuro yo creo que es continuo en Almería. Es el futuro del trabajo y de salir adelante: Innovación, diversificación y nuevas tecnologías.
Seguridad y agricultura ecológica
En el debate también surgió la cuestión de la agricultura ecológica, cuya certificación cada vez gana más fuerza en la provincia y en toda Andalucía, si bien para el experto sería más adecuado el término «orgánica», «tradicional» o «sostenible». «Los bancos de germoplasma también sirven para conservarla. Además, hay líneas de trabajo en agricultura ecológica en nuestro instituto. Como mejorador, mi trabajo tiene que ver con calidad: el sabor, los compuestos nutritivos», puntualizó. En este sentido, el invitado dio mucha importancia al impulso de la lucha biológica frente a plagas e insectos, en sustitución de la lucha química.
La sostenibilidad pasapor las nuevas variedades y la recuperacion de las antiguas #cafeconciencia#Abla
— mdt1 (@mdita) noviembre 27, 2012
Mientras tanto, la investigación en mejoras sigue. «Los programas europeos remarcan el hecho de que la humanidad está creciendo de forma desorbitada. Se necesitan nuevos métodos para nuevas variedades, porque hacen falta más alimentos. En nuestras zonas queremos productos de más calidad, porque el consumidor es cada día más exigente. Desde los años 60 hasta que finalmente se ha descifrado el código genético, hemos pasado por varias fases. Actualmente hacemos las mejoras clásicas yendo directamente a los genes de la especie. Diversificar la producción es muy importante, porque nos permite diversificar el mercado y, ante eventuales problemas, como una enfermedad nueva, resistir de una forma mejor».
Así terminó el último #cafeconciencia, con Pedro Gómez Jiménez de Cisneros. ¿Te apetece repasar los anteriores?
2 comentarios
- Un #cafeconciencia y con investigadoras andaluzas el 06/03/2013 a las 11:03
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- La mujer juega un papel destacado en la astronomía el 08/03/2013 a las 19:54
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